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La Monja viejecita, con su hábito parecía una blanca flor. Y murió la blanca flor. La recuerdo con su hábito blanco y su punzante dulzura. A veces pensamos que la rosa blanca es mas bella cuando se marchita. Ella se marchitó con la humildad, la edad y la diabetes. El proceso de su muerte reveló, para mí, sus bases éticas, humanas.
Sumisa en el amor a Cristo, abnegada. Desde los 15 años hasta los 80 estuvo en el Convento...orando, contemplando, creando infraestructura, administrando, amando al prójimo.
Recordaba los grandes esfuerzos por salvar a prostitutas y elevarles la dignidad como templos de Dios en la Tierra; las monjas esperaban a las prostitutas a la salida de burdeles a altas horas de la noche para darles de comer en el Convento...y protegerlas de los abusos y orientarlas sobre la dimensión sucia de lo social. Esther me contó que una monja tuvo que soportar la demanda de una prostituta por...acoso sexual y por dinero; dolorosa situación cuando se escupe la mano que da de comer...pero hay personalidades humanas que tiene raíces religiosas para explicarse el mundo y la vida, se sobreponen y siguen adelante: la monja demandada decía que era una prueba más de Dios para la vocación de servirle a El y a sus prójimas.
Esther era sencilla y frágil como las flores más bellas pero firme como los más recios árboles. Cuando su padre la llevó al Convento, engañada, para castigarla por su conducta de jovencita inquieta...por un par de años...Ella se quedó 65 años. Hasta su muerte. "Si Usted tuvo el valor de traerme tenga el valor de dejarme", le dijo a su padre cuando fué a retirarla del Convento.
Ejemplo de la vida y de la muerte. Murió como había vivido, en la grandeza de lo pequeño, de lo humilde...como única hija legítima tenía derecho pleno a la herencia de su padre y la entregó completa a la madre de sus hermanastros. Murió en un hospital de caridad. Impresionante. A uno se le antoja, al pensar en ella, que un diamante mientras más pequeño es, requiere más detalle para pulirlo. Ella pulió cuidadosamente su vida entregándola al servicio de los demás. Sólida como el diamente es imperecedera en la pequeña temporalidad de la humildad, del amor. No se puede tener en esto recriminaciones ideológicas;la Madre Teresa de Calcuta, decía que ella ayudaba al pobre uno a uno, porque para ayudar a todos su humilde vida no alcanzaba. Una forma de hacer labor social, cristiana, respetable, como la que siguió Esther.
Gracias Esther por el breve y eterno tiempo de tu ejemplo.
Sumisa en el amor a Cristo, abnegada. Desde los 15 años hasta los 80 estuvo en el Convento...orando, contemplando, creando infraestructura, administrando, amando al prójimo.
Recordaba los grandes esfuerzos por salvar a prostitutas y elevarles la dignidad como templos de Dios en la Tierra; las monjas esperaban a las prostitutas a la salida de burdeles a altas horas de la noche para darles de comer en el Convento...y protegerlas de los abusos y orientarlas sobre la dimensión sucia de lo social. Esther me contó que una monja tuvo que soportar la demanda de una prostituta por...acoso sexual y por dinero; dolorosa situación cuando se escupe la mano que da de comer...pero hay personalidades humanas que tiene raíces religiosas para explicarse el mundo y la vida, se sobreponen y siguen adelante: la monja demandada decía que era una prueba más de Dios para la vocación de servirle a El y a sus prójimas.
Esther era sencilla y frágil como las flores más bellas pero firme como los más recios árboles. Cuando su padre la llevó al Convento, engañada, para castigarla por su conducta de jovencita inquieta...por un par de años...Ella se quedó 65 años. Hasta su muerte. "Si Usted tuvo el valor de traerme tenga el valor de dejarme", le dijo a su padre cuando fué a retirarla del Convento.
Ejemplo de la vida y de la muerte. Murió como había vivido, en la grandeza de lo pequeño, de lo humilde...como única hija legítima tenía derecho pleno a la herencia de su padre y la entregó completa a la madre de sus hermanastros. Murió en un hospital de caridad. Impresionante. A uno se le antoja, al pensar en ella, que un diamante mientras más pequeño es, requiere más detalle para pulirlo. Ella pulió cuidadosamente su vida entregándola al servicio de los demás. Sólida como el diamente es imperecedera en la pequeña temporalidad de la humildad, del amor. No se puede tener en esto recriminaciones ideológicas;la Madre Teresa de Calcuta, decía que ella ayudaba al pobre uno a uno, porque para ayudar a todos su humilde vida no alcanzaba. Una forma de hacer labor social, cristiana, respetable, como la que siguió Esther.
Gracias Esther por el breve y eterno tiempo de tu ejemplo.
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