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Un boceto de la pulga
Le decían la pulga por su baja estatura, su color de piel morena, el aspecto redondeado de su físico, pero sobre todo por su carácter, que dejaba huella como una picadura de pulga, molestamente dolorosa. La pulga tenía un instinto sanguíneo relacionado con el dinero parasitario, no trabajaba, se había acostumbrado a vivir chupando la sangre del sistema, la riqueza creada por otros. Se había dejado embarazar de varios hombres y a todos los había demandado para que la asignaran cuotas para el mantenimiento de sus hijos, a quienes tenía con grandes limitaciones económicas...desde luego, ninguno de sus maridos había hecho vida permanente con la pulga y mucho menos se había casado con ella. Todo lo que usaba en su casa había sido adquirido en tiendas de segunda o tercera mano. Coleccionaba estampillas y cupones para comprar sus alimentos y buscaba los que estaban a punto de vencerse o podrirse y si no estaban rebajados pedía que se los rebajaran con el mismo argumento: "estan a punto de vencerse". No había programa del Gobierno gratuito en el cual no participara en su propio beneficio, su casa estaba repleta de formularios de aplicaciones para todo lo que fuera gratis: donativos de ropa, alimentos, ayuda para personas sin hogar, para desamparados; ella conseguía hasta desperdicios "todavía buenos" del basurero de la localidad que obtenía por medio de su "contacto" con un recolector de basura.
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